Hay momentos en la vida que lo cambian todo. A veces se necesita una sola conversación, una sola decisión o incluso un solo encuentro para marcar el rumbo de una existencia. En la Biblia encontramos numerosos relatos de personas que, tras un encuentro con Jesús, no volvieron a ser las mismas. Y es que un solo instante con el Salvador existe el poder de transformar vidas para la eternidad.

A continuación te contamos seis historias reales de personas que vivieron un antes y un después luego de un encuntro con Jesús.

1. El endemoniado gadareno: de las cadenas a la libertad

En Marcos 5 leemos la historia de un hombre poseído por una legión de demonios. Vivía entre las tumbas, marginado de la sociedad, encadenado y sin esperanza. Pero Jesús cruzó el mar solo para encontrarse con él. Tras un poderoso acto de liberación, este hombre fue transformado en alguien cuerdo, libre y con un propósito. Jesús le encomendó ir y contar lo que Dios había hecho con él. No se menciona más adelante en la Biblia, pero su historia quedó escrita para siempre. Ese único encuentro cambió su vida por completo.

2. La mujer samaritana: de la vergüenza al testimonio

En Juan 4, Jesús se encuentra con una mujer samaritana en un pozo. Ella había tenido múltiples maridos y evitaba a los demás por su vergüenza. Pero Jesús no la condenó; en cambio, le habló de agua viva y reveló ser el Mesías. Aquel fue su primer encuentro con Él, y su vida dio un giro radical. Ella corrió a su pueblo a contar lo que había sucedido, convirtiéndose en una testigo del poder de Cristo. Su transformación fue tan profunda que muchos creyeron por su palabra.

3. La mujer que tocó el borde de su manto: de la desesperación a la fe

Durante doce años sufrió una hemorragia constante. Había gastado todo en médicos y no había mejorado. Pero un día se abrió paso entre la multitud, convencida de que tocar el borde del manto de Jesús sería suficiente para sanar. Y así fue. Jesús reconoció su fe y la llamó “hija”, dándole no solo sanidad física, sino identidad y restauración. Un solo toque, un solo momento, y su historia cambió para siempre.

4. La mujer del perfume de alabastro: una adoración que trascendió generaciones

En Lucas 7, una mujer pecadora irrumpe en una cena para ungir los pies de Jesús con perfume caro. Llora, se postra y lo adora con sinceridad. Mientras otros la juzgan, Jesús la defiende: “Se le perdonan sus muchos pecados, porque amó mucho”. Y añade que dondequiera que se predique el Evangelio, se contará lo que ella hizo. Aquella noche no solo fue perdonada, sino que se convirtió en un ejemplo eterno de adoración y entrega total.

5. Jairo y su hija: fe que supera el temor

Jairo buscó a Jesús por la desesperación de ver morir a su hija. En el camino, le dijeron que ya era tarde, que su hija había muerto. Pero Jesús le dijo: “No temas, cree solamente”. Al llegar a la casa, devolvió la vida a la niña. Un solo encuentro con Jesús, motivado por fe en medio del temor, trajo resurrección donde todo parecía perdido. Aunque no volvemos a leer sobre Jairo o su hija, su historia dejó huella eterna.

6. Saulo de Tarso: un encuentro que volteó su mundo

Quizás el ejemplo más radical sea el de Saulo. Perseguidor de cristianos, enemigo de la fe. En el camino a Damasco, Jesús se le aparece en una visión que lo deja ciego, pero también despierto a una nueva realidad. Después de este encuentro, Saulo se convierte en Pablo, el apóstol más influyente del cristianismo. Su vida fue completamente redirigida en un instante. La salvación vino con ese primer encuentro, pero su vida luego fue marcada por obediencia, fe y entrega total.

Análisis Global

¿Eran sus primeros encuentros o ya eran discípulos?

Muchos de estos personajes no eran discípulos antes del encuentro. No estaban buscándolo con una fe madura, sino que se encontraron con Jesús en momentos de dolor, necesidad o incluso oposición. Y fue ese primer encuentro con la gracia, la verdad y el poder de Cristo lo que dio lugar a la salvación y al inicio de una nueva vida. Como el caso de Pablo, no fue necesario un proceso largo, sino una intervención divina en el momento justo.

Una experiencia personal en cuanto a si la Salvación se pierde

Recuerdo que a los diez años, mi padre me regaló una bicicleta. Era grande, brillante, nueva. Aunque ya era mía, también implicaba responsabilidad: debía cuidarla, engrasarla, repararla si era necesario. Así es la salvación: un regalo inmerecido, pero también un llamado a perseverar, a cuidar nuestra fe, a mantenernos firmes hasta el fin. El encuentro inicial nos da la identidad de hijos de Dios, pero el caminar diario con Él desarrolla nuestro carácter como discípulos.

¿Y tú? ¿Has tenido ese encuentro?

Tal vez has escuchado de Jesús muchas veces, pero aún no has tenido ese encuentro personal con el. No subestimes lo que un solo encuentro con Él puede hacer. La salvación no es por mérito, ni por esfuerzo humano, sino por gracia mediante la fe (Efesios 2:8). Lo que necesitas es abrir tu corazón, acercarte con fe y permitir que Él transforme tu historia.

Conclusión

Un solo encuentro con Jesús puede cambiar la eternidad de una persona. Lo vemos en la Biblia, lo vemos en testimonios actuales, y puede suceder contigo también. Él sigue buscando corazones dispuestos. No necesitas ser perfecto, solo necesitas reconocer tu necesidad de Él. La mujer samaritana, el gadareno, la mujer del flujo de sangre, Pablo… todos ellos tuvieron un antes y un después. Y ese “después” comenzó con un solo encuentro con Jesús.